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Capítulo 11.

El tan ansiado día llegó, ambos alfas fueron al hogar de Seokjin y Namjoon para compartir el desayuno con su familia, pues se irían con el padre del omega a pasar las fiestas.

Ni la familia de Jimin llamó a este para invitarle a pasar los días festivos con él, tampoco la madre de Jungkook insistió más.

Ya no eran necesarias las disculpas por irse y crecer.

Nunca era tarde pera empezar una familia donde si te demuestren amor, siempre se tiene la oportunidad de podar el árbol genealógico.

Su familia eran ellos, porque no necesitaban a nadie, solo bastaban ellos mismos.

Desde temprano Jimin despertó a Jungkook con una serie de besos y cariños, lo mimó y le cocinó. Fue una mañana algo graciosa, empezando porque el menor desde el día anterior se empezó a sentir mal.

Todo inició cuando Taehyung y Hoseok les regalaron un poco de ponche, el pobre desde que lo olió se sintió extraño, le dio un pequeño sorbo y a los segundos se puso completamente pálido.

Hoseok, que estaba con un bastón, fue tras él con cuidado, ya que Taehyung y Jungkook salieron por unos aperitivos.

—Jimin...

—Estoy bien —dijo antes de empezar a devolver todo lo que ingirió, él preocupado se acercó.

—¿Qué te sucede?

—No lo sé.

—¿Algo que te hiciera daño?

—No he cambiado mi dieta, pero el olor del ponche me provocó náuseas y ya me pasó esta mañana con los omelette que Jungkook intentó preparar.

—Llamaré a Taehyung —él sacó su celular informando a su alfa, el castaño le respondió que iban de regreso porque Jungkook se inquietó a medio camino.

Jimin volvió a ponerse sobre la taza del baño sacando lo último que había en su estómago.

Él lo escudriñó detenidamente —¿Te puedo decir algo?

—Claro —respondió con los ojos rojos recibiendo una toalla que Hoseok le tendía para que se limpiara.

—Seré claro porque no puedo andar con tantos rodeos, no quiero asegurar nada aún.

—Dime, tú tranquilo.

—Sabemos que cuando dos alfas son destinados, la naturaleza le da el don a uno de ellos de poder lubricar.

Un sonrojo se extendió en las mejillas de Jimin —Así es —dijo volteando el rostro para otro lado.

—Muy bien, cariño, ¿te has chequeado con algún médico para ver si hay alguna posibilidad de que puedas quedar embarazado?

—¿Qué?

—Pudiste lubricar, tu alfa al ceder su naturaleza hace que tu cuerpo se pueda adaptar para recibir un nudo, ¿qué tal si también se adapte para tener un cachorro?

—Imposible, no eso no...

—Es algo loco, pero he leído de casos donde ha sucedido, no te asustes, es solo algo que tuve inquietud de decir, pueda que solo sea algo que te hizo mal.

Jimin se puso nervioso, se intentó levantar, pero el arrebato le provocó un mareo.

Hoseok le ayudó a sentarse sobre la tapa del baño y se acercó —No estoy asegurándote nada, no pasa nada, Jim, no te pongas así —consoló cuando lo vio soltar un par de lágrimas.

—Es que no lo sé, ¿y si es eso y si Jungkook no lo quiere y si piensa algo malo?

—Entonces se puede ir a la mierda, pero no creo que él sea de ese tipo de alfas, te quiere mucho, igual si tú no lo deseas, podrías buscar ayuda e ir a un centro para interrumpirlo.

—Yo... —su respuesta quedó en el aire porque Jungkook entró arrebatadamente tomando sus mejillas para inspeccionarlo.

—¿Qué te sucede? ¿Te encuentras bien?

—Sí —sonrió al estar cerca de su alfa, siempre le hacía sentir bien, le encantaba lo cariñoso y protector que era con él.

—Dime la verdad, ¿te duele algo?

—No, solo tengo náuseas, ¿podrías llevarme al médico?

—Claro —le ayudó a levantarse, Hoseok le pidió un cepillo nuevo a Taehyung para que el alfa pudiera asearse. Luego de hacerlo salieron de la casa de la pareja para ir a buscar ayuda, el alfa le prometió a la pareja compensarlos y mantenerlos informados.

En el camino Jimin le comentó la idea del omega, pero algo le decía que Jungkook no lo tomaría a mal, y así fue, el alfa sonrió y besó el dorso de su mano muy feliz.

—Si estás o si pudieras, ¿es algo que tú querrías? No estás obligado a nada, amor.

—Nunca lo dije en voz alta, pero siempre soñé con poder embarazarme —sus ojos se cristalizaron sollozando un poco, Jungkook buscó un lugar donde estacionarse. Su alfa lo necesitaba.

—Jimin...

—Le lloré a la vida y a todo, era imposible, soy un alfa, pero siempre quise y luego cuando escuché que al encontrar a tu destino habría una mínima posibilidad de estarlo yo rogué mucho por ti, Kook —terminó sollozando.

Hizo un poco el sillón hacia atrás, lo tomó de las manos y lo sentó en su regazo, permitiéndole que su rostro fuera directo a su fuente de olor.

—Ya, bebé. Sea cual sean los resultados, yo estaré para ti ahí, si la vida nos deja, pues, así será y si no, podemos buscar otras opciones, serás un fabuloso... ¿Padre o madre? Yo también esperé mucho por ti y todo valió la pena.

—Gracias, Kook, me gustaría que me llamara mami.

—Perfecto, cariño, serás una gran mami.

Después de unos momentos siguieron su camino, al llegar al hospital ambos entraron tomados de la mano, Jimin iba muy nervioso, pero tenía a su alfa para consolarlo.

Una amable beta los recibió, Jimin le explicó todo y ella le mandó a hacer unos exámenes para cerciorarse, luego de que le sacaran sangre le hicieron una ecografía.

—¡Maravilloso! —la doctora exclamó maravillada.

—¿Qué sucede?

—Tu cuerpo se está adaptando para recibir cachorros, Jimin, no estás embarazado aún, pero la madre naturaleza te está apremiando con ese don —le sonrió cálida.

—¿O sea que no...?

—Aún no, pero si intentas después es seguro que en unos meses estarás escuchando el corazón de tu cachorro latir.

Jimin empezó a llorar, Jungkook le apretó la mano dejando un beso en su frente mientras ella limpiaba su plano vientre.

—Las náuseas que sentiste se debe a eso, a que todo en ti se está acomodando, felicidades. Es un gran privilegio para mí poder presenciar esto.

—Gracias, doctora.

Luego de eso regresaron con Taehyung y Hoseok compartiendo las noticias, almorzaron juntos y se fueron al apartamento de Jungkook para pasar toda la tarde y noche juntos.

Le regaló muchas cosas, una bufanda, un par de sudaderas y una camisola de su equipo de fútbol favorito.

Jimin cocinó algo de pavo relleno, Jungkook compró algunos postres y compartieron una copa de vino.

—Kook...

—Sí, amor.

—¿Podría decirte algo?

—Claro.

El pelirosa suspiró algo nervioso, el alfa al notar que Jimin no se atrevía a hablar le tomó sus manos dejando un beso en cada una de ellas —Tranquilo, ten la confianza de decirme lo que quieras.

—Siempre soñé cosas distintas a lo que se espera de un alfa, siempre quise llevar una marca en mi cuello, ser feliz y presumir que tenía alguien, un alfa para amarme y protegerme. Me gusta lo que soy; sin embargo, había algo que faltaba.

—Bebé... —lo atrajo a su pecho.

—Quiero eso, necesito que sea tu mordida la que esté justo aquí —llevó su mano a la curvatura de su cuello.

—Nada me haría más feliz en esta vida —besó sus labios con cariño, amor y ternura.

—Te amo, Kook —con sus manos sobre sus mejillas besó sus párpados haciéndolo cerrar sus ojos.

—Yo también te amo, Jimin —rió con ternura—. Ese era mi regalo de hoy, pero te adelantaste.

—Pero el del cumpleaños eres tú, no yo.

—Sin embargo, tú me haces menos gruñón y me haces feliz —levantó los hombros.

—La quiero hoy, no hay mejor regalo que ese —Jimin dijo emocionado lanzándose a sus labios y ambos cayeron sobre las cobijas que estaban en el piso—. Claro, solo si estás de acuerdo.

Uno frente al otro, sus piernas enroscadas y Jungkook abrió el deseo de un beso lascivo.

La humedad de sus labios, la aspereza de su barba le hizo cosquillas en su blanquecina piel y el tacto de su lengua del pelinegro le exigió abrir más los labios.

Esos toques y roces provocaron que su entrada hiciera miel, daba pequeños jadeos entregándose totalmente a su alfa, se dejó caer entre sus brazos sabiendo que él siempre lo atraparía.

—Eres tan hermoso —jadeó Jungkook sobre sus labios, le besó y se sumergieron en un vaivén de lenguas sincronizadas.

Jimin se entregó a sus brazos y Jungkook lo estrechó contra su cuerpo, bajó sus manos delineando su cintura, se aferró a uno de sus glúteos y escabullo uno de sus dedos entre ellos.

El aroma del pelirosa se volvió denso y sofocante, el mayor se volvió loco presionándose más contra él.

—Tu olor me mata, Jimin.

El menor se encontraba fuera de órbita siguiendo los movimientos de la mano de su alfa, incitándole más con los gemidos y sonidos delirantes que salían de sus labios.

Jimin aflojó sus manos en total rendición de ante su alfa cuando se quedó sin aliento, Jungkook lo recostó sobre las cobijas y le besó de nuevo acariciando con una de sus manos su cintura, se acomodó entre sus piernas, la vista era majestuosa.

Su alfa rendido totalmente ante su toque, ojos cerrados y sus manos arriba de su cabeza, con el rostro ladeado y sus labios entre abiertos.

—Mírame, Jimin —obediente abrió sus ojos llorosos—. Eso, bebé.

Lo acercó por la cintura, poniendo una almohada baja de ella, se ubicó entre sus piernas, adentrándose perfectamente hasta esta que sus labios estaban justo sobre los del alfa.

Sus movimientos fueron lentos, marcados por el deseo del menor, besó sus mejillas y sus labios. Le vio directo a los ojos —Te amo.

—Te amo, Kook.

Jimin pasó sus brazos aferrándose al torso de su alfa, las gotas de sudor del pelirosa parecían como pequeñas pringas de rocío que amanecían en las flores en las mañanas.

Jungkook lo sostuvo fuerte, susurrando palabras cargadas de amor y admiración.

Cuando estaba a punto de llegar, Jimin ladeó la cabeza mostrando su cuello, Jungkook se acercó chupeteando la piel, abrió la boca y dejó caer sus dientes sobre la piel lechosa del alfa, mordiendo hasta sentir el cúmulo de sentimientos que ahora se hacían uno solo.

Alegría.

Paz.

Admiración.

Protección.

Y amor.

Sus olores se mezclaron a la perfección en el ambiente, café, chocolate y malvaviscos.

Jimin gimió al sentir una explosión en su interior, su corazón palpitó frenético, se contrajo en mero placer y dolor que provocó la mordida.

Jungkook curó la herida con besos, se deslizó en su interior, provocando que el ritmo de su corazón coincidiera con el de su núcleo al ritmo candente de su cuerpo.

Con cuidado el pelinegro los acomodó quedando de lado, como siempre Jimin siendo la cuchara pequeña y él rodeándolo con sus brazos.

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